jueves, 18 de septiembre de 2008

El analfabetismo brasilero

En la primera etapa de nuestra educación escolar, la enseñanza de la lectura y escritura consumen la mayor parte de las horas de estudio. Primero en imprenta y con lápiz, luego en cursiva y con pluma. Desde el ABC hasta las narraciones de Sábato; las letras son parte de nosotros, pero ¿Qué es de aquellos que no saben leer y escribir?
Por diversas cuestiones aun en el siglo XXI, el periodo de la robótica y de los grandes avances tecnológicos, mantiene un importantísimo porcentaje de la población analfabeta. La película “Estación Central” plasma a la perfección las consecuencias que apareja. El analfabetismo es un límite significativo para el desarrollo personal, porque no solo disminuye las oportunidades laborales y de crecimiento económico, sino muchas otras que hacen a la calidad de vida.
Esta problemática, no solo se ve en los adultos, sino también en los jóvenes y niños. Por lo que resulta interesante considerar su situación, ya que de los mismos depende el futuro crecimiento y desarrollo de un país.
Actualmente la población brasilera asciende a los 187 millones de habitantes, de los cuales el 63% son menores de 35 años, los consideramos entonces, como una sociedad joven, donde hacia 1990 un cuarto de los mismos eran analfabetos.
En el film, no solo se enseñan y ponen de manifiesto valores, costumbres típicas de la cultura, sino que además muestran como una familia puede pasar años sin saber de sus seres queridos a causa de la falta de recursos y conocimientos. La dependencia, no sólo económica, limita y esto se padece a diario.

El analfabetismo brasilero

En la primera etapa de nuestra educación escolar, la enseñanza de la lectura y escritura consumen la mayor parte de las horas de estudio. Primero en imprenta y con lápiz, luego en cursiva y con pluma. Desde el ABC hasta las narraciones de Sábato; las letras son parte de nosotros, pero ¿Qué es de aquellos que no saben leer y escribir?
Por diversas cuestiones aun en el siglo XXI, el periodo de la robótica y de los grandes avances tecnológicos, mantiene un importantísimo porcentaje de la población analfabeta. La película “Estación Central” plasma a la perfección las consecuencias que apareja. El analfabetismo es un límite significativo para el desarrollo personal, porque no solo disminuye las oportunidades laborales y de crecimiento económico, sino muchas otras que hacen a la calidad de vida.
Esta problemática, no solo se ve en los adultos, sino también en los jóvenes y niños. Por lo que resulta interesante considerar su situación, ya que de los mismos depende el futuro crecimiento y desarrollo de un país.
Actualmente la población brasilera asciende a los 187 millones de habitantes, de los cuales el 63% son menores de 35 años, los consideramos entonces, como una sociedad joven, donde hacia 1990 un cuarto de los mismos eran analfabetos.
En el film, no solo se enseñan y ponen de manifiesto valores, costumbres típicas de la cultura, sino que además muestran como una familia puede pasar años sin saber de sus seres queridos a causa de la falta de recursos y conocimientos. La dependencia, no sólo económica, limita y esto se padece a diario.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Kimonos en la Tierra roja

Venían desde lejos, con sus tractores y sus canciones. Buscaban “la tierra prometida”, buscaban una mejora, otra vida. Misiones nunca les regalo lo que ellos esperaban.
La crónica comienza, con una partida, con un final. Pero no solo el cronista parte; sino que los habitantes extranjeros también. Ante la ausencia de una mejora, y el derrumbe de sus sueños, vuelven a su cuidad natal o marchan a otros territorios, evadiendo la pobreza en que se ven sumergidos.
Abandonaron, sus cuidades y países de origen, pero nunca su cultura, esta se perpetuó tanto en Japón como a miles de kilómetros de distancia, en misiones. Seguían cantando y luciendo esos coloridos kimonos, típicos en su sociedad.
No podemos comprender su desilusión, al ver sus ideales desaparecer. Misiones no fue lo que esperaban, no les brindo lo que prometía. Recordaron que esto no es Japón, esto es Misiones.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Otra Realidad

Sus creadores

La película Oh! Oumo, de nacionalidad italiana, cuyos autores constituyen una de las parejas de realizadores más importantes del cine documental y experimental de los últimos años, da cuenta del inexorable fracaso de la humanidad en sus intentos por vencer a sus eventuales enemigos.
Yervant Gianikian y Agea Lucci, muestran las dos grandes guerras y sus consecuencias, a través de su capacidad para cargar de nuevos significados las imágenes del pasado, y transformarlas en perfectas resonancias del presente.
Todos los cuerpos y objetos que se registran en sus films se hallan, en el mismo estado de desintegración que el soporto fílmico que los contiene. Tienen como objetivo, finalmente retratar la batalla de la humanidad.


Pequeña historia

Que fue una gran guerra, es indudable, pero del todo inútil. Esta guerra iniciada en 1914, además de contar con las típicamente utilizadas, armas de fuego, contó con una nueva innovación dañina: el gas mostaza.
No existen registros exactos que daten del numero de heridos, desaparecidos y mucho menos muertos. Las familias y hogares destruidos, el hambre, las pestes y la pobreza, fueron entre otras las importantes consecuencias de esta Guerra, de esta realidad.


Mi historia

Era mediodía, sola sentada en las cómodas butacas de aquella moderna sala, invadida por el aroma a caramelo y pochocho, me preparaba para ver mi primera película de cine independiente. A mi izquierda se encontraba, un joven estudiante de cine con su pequeña libreta, tomaba nota de todo lo acontecido en el lugar. Hasta cierto momento, cuando me miraba de reojo sentía que tomaba nota de mis actitudes, que eran similares a las de él. En cambio a mi derecha, se ubicaba una joven pareja de enamorados, muy concentrados en caricias y arrumacos, quienes apenas notaban mi presencia o la de cualquier individuo en el lugar.
Las lucen se apagan, la pantalla se ilumina y solo una frase aparece en el plano. Este fue todo el texto reproducido durante el film; donde solo imágenes en tonos sepia, blanco y negro protagonizaban las escenas.
Pasada media hora, mientras espiaba la pantalla con el rostro semi-tapado por mi campera, divisé cierto movimiento en los espectadores; los mismos se retiraban del cine, pero la cinta aun seguía rodando.
Sin darme cuenta las lágrimas comenzaron a caer sobre mis mejillas, sentía un gran dolor en el pecho. Quería que terminara.
No era la primera vez que veía una película de guerra, pero esta se diferenciaba notoriamente de las demás; en ella no participaban actores contratados, no existían los dobles de riesgo para escenas peligrosas, la representación de la sangre no era una viscosa mezcla de laboratorio. Todo aquí era real. Las imágenes eran reales, las balas eran reales, el dolor era real, el sufrimiento también lo era… la gente era real.

Cuantas veces uno escucha los hechos de la 1º Guerra Mundial, cuantas veces uno lee sus características, episodios, personajes, participantes y desenlaces en los manuales de historia del colegio secundario.
Esto fue distinto por primera vez llore al recorrer los caminos de esta Guerra, sentí su dolor y comprendí las miradas de tristeza de esas personas. Esta experiencia, no fue solo una película, fue otra forma de ver la realidad.

miércoles, 23 de abril de 2008

"La crònica: una mirada diferente"

“La crónica: una mirada diferente”

Hasta aquí, en la escritura de una crónica, vuelven a estar relacionados, el viaje con la escritura; y no me refiero a hacer una crónica de viaje, sino un viaje hacia la crónica. Pero en este viaje entra en juego un tercer personaje: “la mirada”. Saber mirar, observar e interpretar. Escribir aquello que uno ve, atreverse a escribir lo que uno ve. La realidad nos bombardea con imágenes/información, de esta misma realidad.
Debemos seleccionar aquellos aspectos de lo cotidiano que uno no ve, no prioriza, y contarlos, tener la capacidad de escribir los mismos hechos pero de forma diferente. Destacar aquellos elementos que uno no identifica como imprescindibles, pero de darse su ausencia, no seria lo mismo.
Uno requiere de este viaje al universo de palabras, al mundo de la creatividad, para que valiéndose de las cosas verdaderas, reales y existentes, armar una crónica.




Citas seleccionadas para la reflexión: (parte del texto)
“La crónica es una mezcla, en proporciones variables, de mirada y escritura. Uno de los mayores atractivos de hacer una crónica es esa obligación de la mirada extrema, esa actitud del cazador que sabe que todo lo que se le cruce puede ser materia de su historia. Y escritura: atreverse a decir de otras maneras, a buscar formas, a pensar relaciones.”

miércoles, 16 de abril de 2008

Viaje y Destino
Cada viaje tiene un sentido, una condición de existencia.
Viajar y narrar, viajar y escribir ¿Cuál es la relación? ¿Acaso uno debe viajar para escribir?. Desde luego que si. Viajar a ese universo de creencias, donde reina la imaginación, donde no hay espacio físico; viajar a aquel lugar que no existe en los mapas, donde cada espacio es irreproducible.
Cada sujeto determina su punto de partida y destino, no existe un lugar en común, no somos turistas, no somos residentes, somos viajeros. Queremos observar, pretendemos quedarnos hasta que las páginas se terminen, hasta que los capítulos se acaben, hasta que la contratapa de nuestro libro se cierre.
No hagas turismo, los sueños y experiencias mas increíbles están ahí, al alcance de tu mano, al alcance de tus ojos. No existe punto geográfico que pueda comparase, los sitios mas exóticos y deslumbrantes aun no se han descubierto.
Tu imaginación no es un “producto” de venta, ella solo es producto de tus deseos, de tus viajes…


Citas seleccionadas:

“No somos turistas, somos viajeros.”
Paul Bowles, El cielo protector.

“El relato, la relación, la narración son connaturales al viaje y, de algún modo, en la posibilidad de ser narrado. No sólo de ser narrado: también de ser escrito. No sólo de ser escrito: también de ser leído.”
Jorge Monteleone, el relato de viaje: de Sarmiento a Humberto Eco.

“Pero, entendámoslos bien: viajar, si, hay que viajar, pero sobre todo no hacer turismo. Esas agencias que cuadriculan la tierra, que la dividen en recorridos, estadías, en clubes cuidadosamente preservados de toda proximidad social abusiva, que ha hecho de la naturaleza un ¨producto¨.”
Marc augé, El viaje imposible: el turismo y sus imágenes.